Ante un auditorio repleto, se realizó el martes 24 de marzo el Seminario de Impermeabilización organizado por la CDT y el IDIEM, para abordar los principales desafíos constructivos y normativos del área.
En este seminario, fui invitada a presentar una breve charla sobre “Impermeabilización y Eficiencia Energética”. Dos conceptos que a primera vista parecen no tener mucho que ver uno con otro.
No obstante, existen algunos fenómenos con efectos no menores, que sí relacionan la impermeabilización de una edificación estrechamente con su eficiencia energética.
Respecto la humedad en la envolvente
Entendiendo la impermeabilización como una estrategia de protección contra la humedad, se presentan las siguientes consecuencias a la falta de protección.
1. Humedad y aislación térmica
Con creciente contenido de humedad en los materiales de construcción, aumenta la conductividad térmica de ellos. Esto afecta no solo los materiales aislantes, pero cualquier material constructivo. El efecto puede tener tal dimensión, que se puede ahorrar más energía impermeabilizando un muro que aplicando una aislación térmica.
La transmisión de calor por la envolvente húmeda es más alta que por la envolvente seca, y consecuentemente aumentan las pérdidas de calor.
2. Temperatura operativa
De forma simplificada, la temperatura operativa representa el valor medio entre la temperatura del aire y la temperatura media de las superficies dentro de un recinto.
Más frías las superficies, más alta debe ser la temperatura del aire para obtener condiciones de confort térmico. En la práctica se debería usar la temperatura operativa en lugar de la temperatura del aire, como indicador de confort.
Como la envolvente húmeda tiene como consecuencia temperaturas superficiales más bajas, sube la temperatura de aire deseada, para lograr la misma temperatura operativa. Esto lleva a una calefacción excesiva, con mayor gasto de energía. Sin embargo en muchos casos no es posible llegar a un confort térmico aceptable.
3. Sorción
En los procesos de sorción la humedad es „adsorbida“ y acumulada temporalmente en los primeros milímetros de los elementos de construcción, para posteriormente ser „desorbida“ de manera desfasada. Es un efecto importante para el equilibrio de la humedad del aire interior. Un buen comportamiento higroscópico muestran los estucos de barro y de yeso.
Materiales húmedos no tienen capacidad de sorción. Por lo tanto se requiere más ventilación para controlar la humedad del aire. Consecuentemente se pierde más energía térmica por convección.
Estos tres fenómenos no son los únicos. También, cuando calefaccionamos un recinto con muros húmedos, los estamos secando constantemente. Esto gasta energía adicional, aunque en cantidades muy menores.
En la suma, la pérdida de eficiencia energética es una consecuencia tan importante de la falta de impermeabilización, como son el deterioro material y la deficiente habitabilidad de las construcciones afectadas.
Respecto la impermeabilización del techo
En relación con la mitigación del cambio climático se está difundiendo la estrategia de “cool roof” o “cubierta fría”, buscando aumentar el albedo (reflectancia) de las superficies de los techos. Permite reducir el costo del aire acondicionado de un edificio y reducir el efecto urbano de isla de calor, entre otros. También es el redescubrimiento de una técnica antigua de la arquitectura vernácula, por ejemplo de las islas griegas.
Consiste en el uso de impermeabilizaciones con un valor máximo de reflectancia solar y de capacidad de emisión térmica. Aunque en general los colores claros tienen un mejor efecto, existen revestimientos de colores oscuras con valores razonables de reflectancia. Tambien protege la construcción en sí, debido a que se reduce el estrés térmico en la superficie.
En resumen:
- La impermeabilización, como parte de la estrategia de protección de la humedad, es fundamental para mantener seca la envolvente de una edificación, y de esta forma asegurar el efecto de aislación térmica según diseño.
- La impermeabilización del techo ofrece un potencial de eficiencia energética, por medio de técnicas de “cool roof” o “cubierta fría”.
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